Es un gusto contar en este humilde
espacio de opinión, con la participación de uno de los académicos del derecho
constitucional mexicano más renombrados a nivel nacional e internacional,
extiendo el más profundo agradecimiento al Doctor Diego Valadés, quien en
definitiva no requiere mayor introducción entre quienes somos afines al mundo
jurídico, por su amable participación muchas gracias.
DV.
LE AGRADEZCO MUCHO SUS GENEROSOS CONCEPTOS. POR MI PARTE ME SIENTO MUY HALAGADO
POR SU INVITACIÓN Y LO FELICITO POR ESTE ESFUERZO QUE DENOTA SU COMPROMISO
CÍVICO.
1. México, nuestro querido país,
transita por una difícil situación democrática. Si bien las elecciones
federales han quedado atrás hace unos cuantos días, aún se presentan
inconformidades y reclamaciones con los resultados, ¿creé usted que estas
inconformidades son resultado de una “inmadurez” democrática? O ¿tienen su
génesis en un modelo democrático inadecuado para la situación actual que vive
el país?
DV. Hemos avanzado mucho en
materia electoral pero nuestro sistema sigue presentando numerosos déficits en
materia democrática. Una parte de ese déficit se debe a la disfuncionalidad de
un sistema presidencial arcaico, pero otra parte se tiene que superar con una
mayor cultura política y jurídica. Los signos son promisorios, porque se
advierte una creciente exigencia colectiva por una mejor democracia, como lo
muestran las redes sociales.
2. ¿Qué papel considera que juegan
actualmente en el modelo político y democrático las universidades y los
estudiantes? Y ¿Qué papel creé usted debieran presentar?
DV. En la segunda mitad del siglo
XX las universidades públicas tuvieron un papel clave en el desarrollo
institucional de México. Sin embargo su influencia comenzó a decrecer al
finalizar el siglo, al darse un giro conservador en la vida institucional del
país. Estoy convencido de que el pensamiento crítico de los universitarios encontrará
eco en la sociedad mexicana contemporánea, en especial por los planteamientos
en materia de democracia, de equidad y de justicia.
3. ¿Qué opinión le merece el papel
que han jugado los nuevos medios de comunicación como las redes sociales en el
marco de esta elección?
DV. Las redes han tenido un papel
muy relevante, y su importancia tenderá a aumentar en el futuro. Permiten una
comunicación muy fluida y auspician que haya un mayor involucramiento en las
cuestiones políticas del país. Un sistema arcaico como el que padecemos genera
una peligrosa tendencia a desconfiar de la política. En muchas ocasiones el
rechazo de la política ha preludiado el advenimiento de sistemas duros. Por eso
es importante que los ciudadanos exijamos que los partidos políticos y el
sistema representativo se democraticen. Las redes sociales están contribuyendo
a formar una nueva mentalidad política que será muy adecuada para los cambios
que se deberán producir en el futuro.
4. No es ajeno a nuestro interés el
planteamiento de un nuevo modelo constitucional, que acompañe al país en la
transformación política y democrática que tanto anhela. ¿Podría presentar los
argumentos a favor de un nuevo modelo Constitucional?
DV. Tenemos un sistema electoral
que nos permite votar con libertad, pero no tenemos un sistema representativo
bien construido, de manera que si bien elegimos a nuestros representantes,
luego nos encontramos con que nosotros los ciudadanos no los podemos controlar,
porque no hay reelección de los legisladores, y a su vez ellos tampoco ejercen
ningún tipo de control político sobre el gobierno. Esta es, en términos
generales, una de nuestras más graves fallas. Tenemos que construir controles
políticos democráticos y funcionales.
5. ¿Cuál considera debiera ser la
característica principal de esta nueva Constitución?
DV. Por el momento no veo
indispensable una nueva Constitución; sin embargo, si no se hacen reformas
profundas a nuestro sistema constitucional, en 2017, es previsible que
cumplirse cien años de la norma de Querétaro, haya una gran exigencia de una
nueva Constitución. Los cambios más importantes corresponden a un nuevo pacto
social, para asegurar la equidad y el bienestar social con una mejor
distribución de la riqueza, y un nuevo pacto político para dar lugar a un
régimen de gobierno democrático.
6. Se ha hablado en el ámbito
político de la necesidad de impulsar ciertas reformas denominadas
estructurales, que abarcan a grandes rasgos temas como una reforma política,
una laboral, una en el campo petrolero, educación, etc. ¿Cuáles considera usted
que son las reformas impostergables para dar vitalidad al modelo de país que
representa México o al cual aspira?
DV. Este es un tema muy amplio,
pero los principios a los debe acogerse toda reforma estructural (en materia política,
laboral, energética, etc.) son: beneficiar a la sociedad, no afectar los
derechos de los trabajadores, auspiciar el reparto de la renta nacional,
contribuir al acceso a la justicia, hacer funcionales las instituciones. Son
muchos los rezagos del país en materia social, política, educativa y sanitaria,
por ejemplo; no todo se corrige con nuevas normas, pero los marcos normativos
arcaicos dificultan la adopción de soluciones adecuadas.
7. Dado que las últimas elecciones
han arrojado un poder legislativo “dividido” ¿Qué escenario enfrentarán estas
reformas en el ámbito legislativo? ¿Será fácil lograrlas?
DV. El escenario que resultó de
las elecciones obligará a un ejercicio responsable y serio de negociación
política en el Congreso.
8. ¿Qué opinión guarda de la Reforma
Constitucional del 18 de junio de 2008, que contempla el Nuevo Sistema de
Justicia Penal?
DV. Es una reforma positiva, pero
faltan avances en cuanto a la educación profesional que reciben los futuros
abogados y en cuanto a la regulación del ejercicio profesional de la abogacía.
9. ¿Considera compatible el modelo
acusatorio con una realidad como la mexicana?
DV.
Si.
10. ¿Podría señalar la mayor ventaja
y la mayor desventaja que representa dicho modelo?
DV: Este tema se lo dejo a los
expertos en materia procesal.
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